Agosto era conocido como “agorilla“(mes seco),”dagonilla“(la parte alta del verano) o “tilistaro“(temporada de las lentejas) en euskera antiguo. No obstante, su denominación más extendida en nuestros días es “abuztu” o “agostu” (cosecha de mieses).
Tal y como ilustra el refrán “Abuztuko eurixek, laborie (uzta) seguru”, esta recolecta de grano resultará más abundante si este mes viene acompañado de lluvia. Sin embargo, la lluvia puede causar la podredumbre de las patatas, tal y como se manifiesta en “Abuztuko uriyak, patata usteldu”. Por su parte, el dicho “agorrileko urada ezti ardau” (agua en agosto es miel y vino), nos indica que la presencia de agua beneficia el comportamiento productivo de las abejas y el crecimiento de las cepas para lograr una buena cosecha de vid en otoño. Asimismo, conecta con la costumbre de beber vino y preparar dulces durante las ferias de agosto.
Dentro del calendario tradicional vasco no existe una equivalencia al festival de Lammas, Lughnasad o Freyfaxi. El calendario solar en el mundo euskaldun se divide en dos grandes estaciones: la época luminosa (de abril a septiembre) y la época oscura (octubre a marzo), con un periodo transicional conocido como “zozomikote” (emparejamiento de los mirlos). El verano (uda) se subdivide en tres periodos: el inicio de la primavera (udaberri o uda-haste) representa el comienzo del verano; la canícula o época más calurosa (uda-bihotz o uda-min) marca la mitad de esta estación; el otoño (udazken o uda-atzen) supondría el final de la época luminosa.
El periodo canicular, que este año acontece entre el 3 de julio y 11 de agosto, viene marcado por la aparición de Sirio en el horizonte tras un periodo de invisibilidad. Sirio (suruesteko izar) es la estrella fija principal de la constelación del Can Mayor (izar-ozar o txakur handia), que representa a uno de los perros que acompañan al Cazador (Ehiztari Beltza). El ascenso de la estrella del perro generalmente trae un período de calor, tormentas repentinas y sequía.

La canícula, que en el pasado acontecía coincidiendo con el Solsticio de Verano por la precesión del eje terrestre, fue observada por griegos y romanos como un momento desafortunado porque las picaduras de insectos y reptiles resultaban más venenosas, los perros a menudo se ponían histéricos y los ancianos se volvían más propensos a enfermar y tener fiebre.
En cambio, en el antiguo Egipto, Sirio se asoció a Isis, quien gobernaba sobre la muerte, el renacimiento y la magia. No podemos olvidar que el culto a Isis fue seguido en Roma y llegó a la Península Ibérica. De hecho, en el Museo de Navarra, se conservan escarabeos y anillos de un carácter amulético que demuestran lo lejos que viajaron ciertas influencias a través del Mediterráneo.
De acuerdo con Ptolomeo, Sirio posee una naturaleza marcial y jupiterina. Por una parte, incentiva la ambición, el orgullo, las ansias de poder, las pasiones y los resentimientos, pero también la devoción, el honor, la prosperidad y la riqueza. Asimismo, puede facilitar una mejor comunicación con espíritus aéreos. También se relaciona a Sirio con el fortalecimiento de la protección en el hogar y la relación con nuestros espíritus guardianes, pero puede agravar las heridas causadas por mordeduras de perro o serpiente. Algunas de sus correspondencias vegetales son la artemisa, el estragón y la sabina.
Sirio está conectada a las estrellas que forman el Triángulo de Verano: Vega (Lira), Deneb (Cisne) y Altair (Águila). Como ya expliqué en mi anterior artículo, estas constelaciones representan distintas facetas de la diosa Mari. La constelación de Cisne era conocida como “Antzar” (ganso/oca) y simbolizaba esta manifestación zoomorfa de la Dama como Reina de las Lamiak, entidades feéricas femeninas con un pie de ánade. La constelación del Águila o “Arranoa” constituye un símbolo de gobernanza y riqueza, mostrando a Mari como líder y matriarca del pueblo vasco. Por último, la Lira fue nombrada “Saia” (buitre) por nuestros antepasados, representando a Mari como madre devoradora y portadora de almas.
Precisamente, estas correspondencias estelares son las que se ponen de manifiesto en las principales festividades del mes de agosto.
En la primera semana de agosto se celebra en Gasteiz (Araba) la fiesta de la “Virgen Blanca” o “Andre Mari Zuriaren jaia“. Esta imagen mariana fue nombrada guardiana de la ciudad gracias a la enorme devoción del rey Sancho el Sabio de Navarra (1192). Durante el siglo XV se convirtió en patrona del antiguo gremio de cereros.
Estos profesionales iniciaron la tradición del “Auroros” o “Procesión de los Linternas”, donde las/os vecinas/os de Vitoria solían rezar a esta figura sosteniendo velas en sus manos. Esta celebración folclórica posee una notable similitud con la Nemoralia o “Festival de las Antorchas” en honor a Diana.
Posteriormente, la Iglesia asumió este culto popular alavés, y, en 1731, se fundó la Cofradía de la Cuarta Función para organizar los actos litúrgicos del 8 de agosto. En 1855 se creó la Cofradía del Alumbrado, cuya función era mantener encendidos los faroles y planificar los detalles del rosario nocturno. En 1899 se instituyó la Cofradía del Rosario, quien asumió la tarea de financiar los elementos necesarios para la procesión. En 1937, todas estas cofradías se unificaron.

En cualquier caso, no podemos perder de vista las representaciones de Mari como Dama Blanca, propiciadora de fertilidad como Reina Oca y guía de las almas en proceso de transición cuando se presenta como alimoche.
El 15 de agosto tiene lugar la celebración de “Andra Mariaren jaia” o el día de la Asunción de la Virgen María a los cielos. Este es el inicio del “Aste Nagusia” (Semana Grande), la fiesta mayor de Bilbao y Donosti. Estos festejos son muy conocidos debido al gran número y variedad de manifestaciones folclóricas: bailes tradicionales; “bertsolaritza” (cantar versos); “herri-kirolak” o deportes rurales como el “soka-tira“(soga-tira), el “aizkolaritza” (corte de tronco con hacha), “harrijasotzea“(levantamiento de piedras), “txinga-erutea” (carrera con pesas), “lokotx biltzea” (recoger tiras de madera en una cesta)….
Quienes viváis en Bizkaia o hayáis visitado Bilbao en esta época, seguramente conoceréis las imágenes de dos famosos personajes mitológicos: Mari-Jaia, una representación cómica moderna de nuestra diosa; Gargantua, una versión francesa de Tartalo, nuestro Cíclope vasco.

Lo que quizás ignoréis es que, a inicios de la Edad Moderna, una Tarasca era paseada por las calles de Bilbao. Es interesante prestar atención a este tipo de detalles porque nos dan información sobre la supervivencia del culto a Herensuge, que también tiene su representación estelar en la constelación del Dragón (Dragoia), visible durante el verano. Además, nos aporta evidencias de la existencia de un lado erótico de Mari, que ha sido astutamente ocultado en la veneración a Santa Marta (29 de julio).
Santa Marta es patrona de las amas de casa, cocineras, sirvientas, lavanderas y hosteleros. Su culto en Euskal Herria, especialmente en las regiones vasco-francesas, ha estado dirigido a la protección del hogar, otorgar fortaleza y prosperidad a la mujer, así como a la superación de dificultades. También ha tenido relevancia en el folclore navarro y guipuzcoano durante las celebraciones del Corpus Christi.
Santa Marta es frecuentemente representada sometiendo a la Tarasca, amarrándola con un cinturón o cadenas mientras sostiene un hisopo litúrgico que le sirve como una suerte de mazo de defensa. Por su parte, Mari aparece como Dama con Herensuge enroscado a sus pies y sosteniendo una torre vigía. Una vez sincretizada con la Virgen María, la encontramos con la serpiente bajo sus pies, simbolizando la victoria de la virtud sobre el mal primigenio, una vez superadas las tentaciones del mundo terrenal.
Así pues, las reminiscencias folclóricas que se conservan en las modernas festividades de agosto no están conectadas en absoluto con el calendario solar, sino con eventos estelares significativos. La prueba más clara es que la palabra “estación” en euskera se denomina “izar aldi” (período de estrellas).
Bibliografía consultada
Al Sufi, Al-Rahman (1417) Libro de estrellas fijas. Disponible en Library of Congress (online)
Garate, Gotzon (2003) Atsotitzak. Fundación Bilbao Bizkaia Kutxa.
Garmendia Larrañaga, J. (2007) Fiestas de verano. Eusko Ikaskuntza.
Ptolomeo (2003) Almagesto. Traducción de Luis A. Sáinz. Editorial Maxtor.
Naberan, Josu (2003) El antiguo calendario lunar vasco. Basandere Argitaletxea.
Robson, V. (2005) Fixed stars and constellations in astrology. Astrology classics.