Icono del sitio Por encima de todas las zarzas

Har har, hou hou, hemen etan, hemen etan

Tras haber realizado una introducción al tema de la brujomanía y la brujería histórica en el País Vasco, Navarra y otras regiones colindantes de la franja pirenaica, continuaremos analizando la deformación progresiva de las creencias paganas originales bajo la óptica del cristianismo durante la Edad Media y la Edad Moderna. Esta vez, nos apoyaremos en canciones del folklore que se han asociado a cánticos sabáticos o relacionados con las antiguas reuniones de brujos/as.

El primero de ellos fue registrado por el demonólogo Jean Bodin (1529-1596), el cual afirmaba que no había ninguna reunión de brujas donde no se cantara, bailara y saltara mientras se recitaba, levantando las manos y las escobas:

“Har, Har, diabole,

sali huc, sali huc,

lude hic, lude illic;

Sabbath, Sabbath”

Su traducción sería:

Jar, jar, diablo,

salta aquí, salta allá,

juega aquí, juega allá,

Sabbath, Sabbath.

Esta variante en latín fue extraída probablemente de una versión popular francesa, que se extendió después por Bretaña y Gales y que, más tarde, Margaret Murray rescató en su libro “The God of the Witches” (El Dios de los brujos):

“Har, har, hou, hou,

danse ici, danse là,

joue ici, joue là”.

Esta versión francesa provenía de una canción vasca que sufrió varias transformaciones, las cuales dieron lugar a cambios en su sentido original, derivando en interpretaciones satánicas. La canción original rezaba así:

“Har, har, hou, hou, 

hemen etan, hemen etan.

Har, har, hou, hou,

Iona Gorri, Iona Gorri,

Akerra beiti, Akerra goiti”

Los términos “har” y “hou”, respectivamente, podrían relacionarse con los determinantes alomorfos “har/hura” (aquel/la), “hau/hon” (este/a) y “horr/hori” (ese/a), aunque tampoco podemos descartar las derivaciones fonéticas de los demostrativos “han” (allí) y “hor” (ahí), teniendo en cuenta el sentido de la canción.

Por su parte, “hemen” y “etan” provendrían de “hemen eta han” (aquí y allá). Seguidamente, la canción menciona a “Iona Gorri” (La Señora Roja), uno de los sobrenombres por los cuales se conoce a Mari. Por último, “Akerra beiti, akerra goiti”, significa “la cabra/cabrón arriba, la cabra/cabrón abajo”, pudiendo hacer referencia al animal como una de las representaciones totémicas de la Gran Madre de los vascos, o bien de Akerbeltz como compañero de la Dama. En cualquier caso, en la canción original, la protagonista es Mari, no Akerbeltz o el macho cabrío negro.

Existe, no obstante, una variante más moderna de esta canción en la cual se cambia el término “Iona/Yona” (Señora) por “Jauna” (Señor) y se introduce una posible deformación del dios Jano, quien pasó a convertirse en Janicot (“Pequeño Juan”). Little John o Petit Jean era el compañero de Robin Goodfelow, más conocido como Robin Hood o Robin de los Bosques en los países célticos, anglosajones y la Bretaña Francesa. Por su parte, la figura de Robin (que significa “petirrojo” en inglés) se relaciona con el dios Bucca (o Puck) de la tradición córnica.

“Har har, hou hou!
Eman hetan!  Eman hetan!
Har har, hou hou!
Janicot! Janicot! Janicot! Janicot!
Har har, hou hou!
Jauna Gorril, Jauna Gorril,
Akhera goiti, Akhera beiti”.

En esta versión podemos apreciar que se hace referencia a “Jauna Gorril” o “Señor Rojo”, a quien muchos consideraron un término simbólico o apodo para referirse al Diablo cristiano y no a una deidad relacionada con la naturaleza salvaje o los bosques. Curiosamente, el “Señor Rojo” es una figura que encontramos en otras mitologías. Por ejemplo, entre los mayas, Q’il o Chac Ahaw era un dios dador de vida, relacionado con el sol y los misterios de los solsticios y equinoccios. Por su parte, Quetzalcóatl, bajo su aspecto de Ehecáltl, era considerado el númen del viento nocturno, pintado de rojo y negro, que estaba asociado a la mitad del cosmos dominada por la oscuridad y las estrellas. Dentro del panteón náuatl estaba Tlatlauhqui Tezcatlipoca o “Espejo rojo que humea”, una deidad de oscuro origen y cruel naturaleza que fue adorado por tlaxcaltecas y huejocincas y que, más tarde, fue honrado en otros lugares de Mesoamérica con el nombre de Xipe Totec o “Señor Desollado”. En las creencias hindúes, Iama, el dios de la muerte y señor de los espíritus de los difuntos, también es representado con ropajes de color rojo. Incluso, en la famosa serie “Juego de tronos”, existe un Dios Rojo, conocido como el “Señor de luz” o “Corazón de Fuego”, que podemos relacionar con las distintas manifestaciones que se han mencionado.

Por su parte, Margaret Murray, relaciona el término “Hou” de la canción vasco-francesa, como una referencia a un dios galo prácticamente desaparecido de la región de Guernsey, conocido como Hu Gardarn o Hu “The Mighty”, aunque recibía otras denominaciones como Brecq-Hou, Jet-Hou o Li-Hou. Esta entidad apareció en textos escritos en el S.XV y también fue asociada al Diablo. Murray sugiere que “Hou” podría ligarse al vocablo galés “Haro” que se utilizaba para solicitar ayuda ante una injusticia. Después, la autora, intenta asociar a esta divinidad con Puck y Robin. No obstante, su particular interpretación no podría aplicarse al ámbito vasco, ya que en euskera el término tiene otro significado y dentro de la canción original ya se hace referencia a númenes locales.

Otra cuestión que me gustaría apuntar es que, en páginas de brujería norteamericana, se ha extendido una traducción errónea de la canción mencionada, introduciendo elementos totalmente extraños y descontextualizados como el “gusano blanco” o los “ancianos”. Si queréis leer la traducción al completo que se ha hecho en estos círculos, podéis consultar el siguiente enlace: http://afwcraft.blogspot.com.es/2011/07/treading-mill.html

Otro aspecto que quisiera destacar respecto a la famosa canción “Har,har,hou,hou”, es que podemos encontrar unos versos de Shakespeare dentro de su obra “A Midsummer Night’s Dream” (Sueño de una noche de verano) en los cuales observamos una réplica de la misma, en la cual la figura del Goblin sustituye a una entidad que en otro tiempo tuvo la categoría de Dios y no de Duende:

“Up and down, up and down.

I will lead them up and down:

I am feared in field and town:

Goblin, lead them up and down”.

 Otra curiosidad a señalar, que podría tener (o no) alguna vinculación con alguna de las versiones de esta canción vasca, es que existía una fórmula entre los cazadores franceses que dirigían a sus galgos cuando los enviaban a atrapar a los lobos. Los versos dicen así:

“Après l’ami, après harout,

har ut hali, hou, hou,

harloup, harloup”

La incógnita que me surge es si estos versos podrían asociarse con la extendida creencia en los hombres lobo (“garou”) y la capacidad que se atribuía a los/as brujos/as de cambiar de forma.

Otra cuestión a debatir es si realmente la canción “Har, har, hou, hou” se utilizaba en coventículos o simplemente era una rima que se tarareaba en fiestas populares por su ritmo, sonoridad y su carácter pegadizo. En cualquiera de los casos, estoy convencida que su repetición dentro de danzas circulares y bajo los efectos del alcohol u otras sustancias psico-activas, tenía el potencial de llevar al éxtasis o al trance y propiciar prácticas de vuelo del espíritu.

Ahora pasaremos a analizar otras canciones populares que hacen referencia al Señor que adoraban los/as brujos/as y a sus reuniones heréticas. Una de ellas es “Hiru piztiak” (Las tres bestias), que ha sido interpretada por grupos como “Alboka” o artistas como Mikel Márquez:

“Bildots kantaria naiz
egiten dut hozka
Hautatuen etxean
den zakur berdexka.

Lotu nazazu edo
Joango naiz ihesi,
Ez zaitut behar baina
Ez nazazu utzi.

Indioilarra aina
Banaiz ni kantuan,
Arratoia bezala
Beti izkutuan.

Nireak ohoreak
Lanak besteenak,
Sei hizkuntza dakizkit
Erdipurdi denak.

Sartaldeko Printze naiz
Zerbitziarekin,
Mila opari ditut
Zertako ez jakin!

Arrazoi txukunei gor
Noa galbidean,
Behintzat azkarrena naiz
Tontoen artean.”

 Su traducción sería:

 Soy el cordero que canta,

mordiendo en la casa de los elegidos;

soy el perro verde: átame o huiré.

No te necesito, pero no me dejes

cantando como el pavo,

siempre escondido como la rata.

Para mí son los honores,

el trabajo para los demás;

sé hablar seis idiomas,

todos mal que bien.

Soy el Príncipe del Este,

con sirvientes, traigo mil regalos.

¡No sé para qué!

Sordo a las razones prudentes,

voy por el camino de la perdición,

al menos soy el más listo entre los tontos.

Esta canción presenta a un dios de los brujos que ya ha sido asimilado al Diablo cristiano, aunque mantiene algunas de sus características totémicas originales (forma de chivo y perro). No obstante, se le atribuyen otros rasgos relacionados con el demonio como la condenación de los fieles, la cobardía, la holgazanería, el hedonismo, el carácter alocado, el dominio de varias lenguas para encandilar a los humanos o el hecho de tener sirvientes a los cuales otorga dones o regalos.

Otra canción bastante conocida es “Emezortzi serore”, que podemos encontrar en el “Cancionero popular” de Resurrección Mª de Azkue:

“Emezortzi serore eta bortzemagin 
buruz arindu eta sartu dire sorgin,
uxta egiten dute larun bat gauerdin
erratz girtain gainean zaldiz doazanin.
Ujuju jupa labirulena jupa jupa beti
odei beltzen azpiti sasien gaineti.
Sorgin oroin Errege da Akelarren yarri
¡Jupa! erran dezagun beti bizi bedi.

Oilo beltz ederr orrek daukan egitea
emakume zarrenak sorgin biurtzea,
karakakak eginta aren arroltzea.
Ujuju jupa labirulena jupa jupa beti
jupa Manuel Antoni jupa zanpantzarri.
Sorgin oroin Errege da Akelarren yarri
¡Jupa! erran dezagun beti bizi bedi.”

La traducción sería:

El sábado por la noche

Cuando las doce dan,

Las brujas se reúnen y al aquelarre van

Montadas sobre escobas

A guisa de alazán,

Danzando por los aires,

Las lleva el huracán.

Ujuju jupa labirulena,

Esto sí que es gozar;

Arriba, pardas nubes,

Abajo, el matorral.

El rey del aquelarre

Ocupa su sitial,

¡jupa!, que viva siempre,

Cantemos sin cesar.

 

Esa gallina hermosa

tiene el don singular

de convertir en brujas

a las viejas del lugar:

coc, coc, coc, ella canta,

y es negra de color,

mas el huevo que pone

pierde pronto el calor.

Ujuju jupa labirulena,

Esto sí que es gozar.

¡Jupa! Manuela Antonia,

¡jupa!, al corro a danzar.

El rey del aquelarre

Preside ya el “batzar” (asamblea)

¡jupa!, que viva siempre,

Cantemos sin cesar.

En esta canción encontramos una referencia explícita al “akelarre” como lugar de reunión de los/as brujos/as y otros elementos prototípicos que han definido la imagen distorsionada que nos ha llegado de las prácticas de brujería de la Edad Media y la Edad Moderna. No obstante, hay algunos detalles a remarcar en esta canción. En primer lugar, se menciona el “larunbata”, el antiguo festival lunar de cuatro noches. También se establece como hora mágica la medianoche, que era el momento en que Gaueko, como deidad de la noche, iniciaba su dominio. Además, se establece una relación entre los/as brujos/as y su poder sobre la meteorología, que sí puede conectarse con una práctica existente en la tradición vasca y otras tradiciones de brujería europeas. Aquí se recoge igualmente la fórmula vasca para volar al Sabbath que exige pasar por encima de las zarzas y por debajo de las nubes. Asimismo, se menciona a la gallina o gallo que podía contrarrestar el poder de los/as brujos/as y otras criaturas de la noche. Por último, podemos señalar el uso de canciones y danzas extáticas y la idea de trazar el círculo girando alrededor de una hoguera o punto central.

Seguidamente, pasaremos a recuperar elementos de canciones folklóricas que se suelen cantar a los/as niños/as y que también nos remiten a las antiguas creencias vascas. Una de ellas es “Binbili bonbolo”. La canción en euskera dice así:

“Binbili-bonbolo
sendal lo.
Akerra Prantzian
balego,
akerrak kanta,
idiak dantza
auntzak
danboliña jo.”

La traducción sería:

Binbili-bonbolo
duerme bien.
Si el chivo en Francia
estuviera,
el chivo cantaría,
el buey bailaría,
la cabra
tocaría el tamboril.

Esta canción nos remite a las leyendas paganas locales y a la fuerte creencia politeísta-animista que existía entre los vascos. En ella se menciona al chivo como animal totémico asociado a Akerbeltz y se hace referencia a la extensión de su culto a los dos lados de los Pirineos. También se nombra al buey como una de las formas que podía adoptar la diosa Mari como representación de la abundancia (en sus cuevas se solían guardar pellejos de buey rellenos de oro), aunque encontramos historias posteriores que vinculan al buey con el Diablo como es el caso del cuento del “Becerro de oro”, narrado por Toti Martínez de Lezea en su libro “Leyendas de Euskal Herria”. Asimismo, existen bóvidos que son guardianes de cavernas o parajes sagrados como “Beigorri” (la vaca roja, asociada a Mari) y “Zezengorri” (toro rojo, relacionado con el Diablo). Además, en otras leyendas también se cuenta que las brujas podían adoptar la forma de bueyes rojos y de cabras, al igual que la Dama. Si hacemos una segunda lectura de esta inocente canción popular, podríamos pensar que se sugiere al niño que se duerma para poder viajar al Sabbath y encontrarse con estos animales míticos, que bien podrían ser brujos/as que han cambiado de forma y se reúnen para celebrar sus ritos.

Otra canción infantil que también esconde parte del conocimiento antiguo es “Bondolontena”:

“Bonbolontena, nere laztana,
ez egin lorik basuan,
aizteritxuak eramango zaitu
erbiya zeralakuan. Bo!”

La canción se traduciría de la siguiente manera:

Bonbolontena, querido mío,
no duermas en el bosque,
que el buitrecillo te llevará
como si fueras una liebre. ¡Bu!

En esta rima se advierte que no se debe entrar sin permiso a un territorio sagrado y que uno no puede exponerse a los peligros de los seres de la noche. También se menciona al buitre como otro de los animales vinculados a la diosa Mari, aunque recordemos que los/as brujos/as a menudo tomaban la forma de pájaros para volar al Sabbath.

Por último, quisiera mencionar una canción francesa de la zona de Loiret que pone de manifiesto la creencia en que el arcoíris (Ostadar/Ortzadar) era una manifestación del dios del cielo Ortzi o Urtzi, aunque hay quien lo trata como un númen aparte. En principio, se creía que el arcoíris era el cuerno o falo de Ortzi que fertilizaba la tierra o servía como puente para unir al Padre Cielo (Urtzi) con la Madre Tierra (Amalur). La canción dice así:

“Arc-en-ciel,
du pain, du miel,
je te coupe le cou
sans chandelle.

Arc-en-ciel,
mange ton miel,
soir et matin,
coupe ton chemin.” 

Su traducción sería:

Arcoíris,

pan y miel,

voy a cortarte el cuello

sin vela.

Arcoiris,

come tu miel,

tarde y mañana,

corta tu camino.

En esta canción apreciamos la realización de una ofrenda tradicional de pan y miel al númen. También se menciona la creencia de que no estaba permitido pasar por debajo de un arcoíris y que éste cortaba tu camino, a no ser que fueras demasiado osado/a y decidieses correr el riesgo de entrar en el Otro Mundo o cambiar de sexo.

Esta tonadilla podemos relacionarla con otras canciones peninsulares que hacen referencia a las brujas y a su relación con la meteorología, así como con otras figuras asociadas a la práctica de la brujería. Una de esas canciones es la catalana “Plou i fa sol”:

“Plou i fa sol,
les bruixes es pentinen.
Plou i fa sol,
les bruixes porten dol.

Plou i fa sol,
les bruixes es pentinen.
Plou i fa sol,
les bruixes fan un ou”

Ésta se traduciría como:

Llueve y hace sol,

las brujas se peinan.

Llueve y hace sol,

las brujas portan duelo.

Llueve y hace sol,

las brujas se peinan,

Llueve y hace sol,

las brujas ponen un huevo.

De esta canción me gustaría destacar que las brujas catalanas se peinan como las lamias vascas, viéndose de nuevo conectada la figura de la bruja con entidades feéricas. Asimismo, el peine también es aquí una herramienta asociada a la práctica de la brujería, como sucede en el País Vasco. Por último, señalar la relación entre las brujas y los pájaros, ya que son capaces de poner huevos como éstos.

En Asturias también encontramos una versión similar a las dos presentadas anteriormente:

“Arco de veya,
revolve na terra,
col dido monín,
que nun chova por mín,
col dido pulgar,
que chova en el mar”

En esta rima observamos la vinculación del arcoíris con la fertilización de los campos y la posibilidad de desviar las tormentas con el poder de la voluntad, que es ejercido a través del dedo pulgar. Además, existe un refrán castellano-leonés que indica que “cuando llueve y hace sol, la Vieja hace requesón”. Este dicho podemos conectarlo con la creencia vasca de que, si llovía y hacía sol en una zona de montaña, quería decir que Mari estaba en su cueva haciendo sus labores.

Todas estas canciones son una muestra más de la riqueza y el conocimiento encerrado en nuestro folclore popular y nos llevan a confirmar, una vez más, que el Diablo está en los detalles.

La fotografía que encabeza el texto se titula  “Akelarre” y su autor es Irkus M. Zeberio. La ilustración que se encuentra en el centro del artículo recibe el nombre de “Oberon, Titania, Puck with the Faeries dancing” y es obra de William Blake. 

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